En los días de viento, suelo oír a alguien quejarse de que es insoportable y lo comprendo, pero por alguna extraña razón yo he ido apreciándolo con los años y eso parece ser menos comprensible. Solo lo disfruto en silencio, el viento mueve, trae y se lleva. El viento quita lo que se intenta aferrar, quizás pensamientos u obsesiones. El viento limpia y arranca capas acartonadas.
Si me dejo seducir por el instante y sentirlo, el viento se lleva el pasado y no habla del futuro. El viento es, y si no pierdo el momento quejándome de él, me regala sus palabras a modo de susurros enredando mi pelo, y eso me hace sonreír después frente al espejo, porque todo lo que me hace feliz parece que despeina mucho.
Día de viento.
Nublado.
16°
Asoma lluvia
y ellas creciendo
sin pedir nada más.Que mi corazón las tenga por maestras y mi alma por amigas. pic.twitter.com/W5HiRwoLPR
— Clara Belén ☮? (@clarabelengomez) 30 de marzo de 2019